«MÁSCARAS Y CARETAS» Episodio I – Por Pablo Mirande (*)

¡Que si fue un abuso!. ¡Que si fue un préstamo!. Ceños fruncidos, sobreactuaciones y el regocijo de los «caranchos» oportunistas. Es lo que se vivió tras la sesión de la Legislatura tucumana, cuando los «indignados» de  siempre descubrieron que algunas autoridades, legisladores y el propio presidente de la Cámara y vicegobernador, Osvaldo Jaldo, hacían uso de elementos protectores y entre ellos, de unas máscaras 3D especiales (10 unidades)), habida cuenta de la pandemia de Coronavirus que mantiene al mundo  en vilo.

Dicen que un «buey corneta» dio aviso de el «atroz usufructo» de insumos protectores durante dicha sesión, por lo que hubo que salir a exigir  y dar explicaciones, detectar culpables y hasta realizar denuncias judiciales en los Tribunales, que por dicha «peste» se encuentran bajo una obligada feria judicial y por ende no cuenta con recursos humanos suficientes, aunque esto no le importe a los «políticos faranduleros«.

Finalmente el legislador y presidente de la Mutualidad Provincial, Daniel Deiana, admitió a través de un comunicado -que se le adjudica al Dr. Duhalde- que se realizó un préstamo de elementos de seguridad a algunas autoridades de la Legislatura; cosa que terminó por indignar más todavía a los ya «indignadísimos indignados«.

El revuelo armado tras semejante estupidez fue aprovechado de tal manera que el tema llegó a los programas y noticieros de Buenos Aires.

El ex relator deportivo, Alejandro Fantino   -quien protagonizó uno de los escándalos periodísticos más atroces que se recuerden; cuando tuvo como invitado estrella a nada menos que a Marcelo D’Alesio, procesado por espionaje– fue otro descarado que también decidió «indignarse» por el uso de las máscaras protectoras en la Legislatura tucumana.

La indignación de Alejandro Fantino.

El grupo «Cuarentena Solidaria«, quien nuclea a voluntarios tucumanos que donan su trabajo para la confección de las  famosas máscaras impresas en 3D e indumentaria para ser usada  por agentes de la salud, declaró mediante un vocero que: «No queremos dejar de insistir que el trabajo que los legisladores desarrollan no requiere este tipo de protección, e incurren en un uso indebido de un material escaso, y muy valorado entre quienes realmente lo necesitan. Rogamos que estos materiales sean usados solamente por el personal de salud”.

Obviamente que la  «fauna política y mediática tucumana» se hizo una verdadera «fiesta» en la que quiso lucrar políticamente, como es  habitual, acompañada por el «cada vez más pequeño gran diario tucumano«.

Para ponernos en foco, estamos hablando de que quienes hicieron uso de esos elementos  durante la necesaria sesión, fueron, el Presidente  de la Honorable Legislatura y algunos legisladores y autoridades. ¿Para qué?. Justamente para poder plasmar en hechos la habilitación de fondos que serán usados por el personal de la salud durante el ejercicio de su profesión ante casos de COVID-19.

Es  imposible no considerar que la Honorable Legislatura, estuvo días antes, en vilo a raíz de la irresponsabilidad del legislador Ricardo Bussi, a  quien le dio positivo  el test de coronavirus a posteriori de que -habiéndose sentido mal de salud-  participara de actividades legislativas y políticas. Todavía no está claro cómo es posible que «Ricardito» haya resultado infectado y que cruce denuncias propias de un «matrimonio divorciado«, con el legislador Canelada (UCR-Cambiemos), a quien también le dio positivo el test, pero que culpa al hijo del General Bussi de haberlo contagiado…

Primero fue el turno del radical José María Canelada, quién apuntó que Bussi podría haberlo contagiado en la última sesión en la Legislatura. A su vez, el legislador Ricardo Bussi hizo su descargo: «El legislador Canelada no puede decir que yo lo contagié, es una actitud medieval, no tiene derecho a decir semejante barbaridad, podría él haberme contagiado a mí. ¿Por qué yo a él sí y él a mi no? Es una falta de responsabilidad decir algo así«, apuntó. En definitiva, resulta dificultoso visualizar quién «comió del fruto prohibido» y le cupo el carácter de activo o pasivo en  el  arte de contagiar.

Lo cierto es  que se avizoró en ese momento,  la posibilidad de un serio problema institucional en nuestra provincia, si llegaba el contagio a otros legisladores y a la Mesa Directiva de la Honorable Legislatura, que además de ser un Poder del Estado,  garantiza la sucesión en el cargo de la Presidencia del Cuerpo y por qué no, de la Gobernación de la provincia.

Preguntamos de  nuevo. ¿Existían motivos sobrados para  que se tomaran todos los recaudos posibles en la cuestionada sesión.? ¡No cabe duda  alguna!.

Es que entre «máscaras y caretas«, no son pocos los que no se hacen cargo de su parte en el asunto. El  uso (por apenas unas horas, para luego ser desinfectadas y reutilizadas) de las máscaras, resultó en que las instituciones de la República, pudieran funcionar. Nada menos  ni nada más.

Ahora. ¿Qué obtuvo como beneficio el sistema de salud como «devolución» por el préstamo («¿indebido?» y «¿escandaloso?») de 10 unidades de estas máscaras.

  • Acordar una reducción salarial del 100% en el caso del presidente de la Cámara, Osvaldo Jaldo y del 50% en el caso de los 49 legisladores.
  • Transferir unos $ 293 millones de los fondos legislativos al Ministerio de Salud. «Los fondos deberán ser destinados a equipamiento, insumos y elementos o contrataciones que se necesiten para la pandemia«.
  • Ratificar tres decretos firmados por el gobernador, Juan Manzur, referidos a la adhesión provincial a las medidas nacionales vinculadas por el cese de los cortes de servicios públicos, entre otras. 
  • La obligatoriedad del uso del barbijo; el problema que enfrenta el sector comercial y medidas para aliviar la crisis a través de los impuestos; el control de precios por parte de los municipios.
  • La solicitud al Banco Macro, para que en los meses de abril y mayo, no se realicen descuentos a los empleados públicos que posean créditos con dicha entidad y que los montos a pagar, sean prorrateados en los meses subsiguientes. 

La relación costo-beneficio que implicó este préstamo por unas horas de las máscaras protectoras, devino finalmente en la transferencia de unos $300 Millones de pesos al sistema de salud de la provincia  para ser utilizados en la lucha contra la pandemia  que azota al mundo.

Los «indignados» cuyos «principios morrales» (no se trata de un error) se sentaron, desde la «antipolíitica«, como el «gordito dueño de la pelota«, a señalar con el dedo acusador, al sistema democrático. Mismo al que acuden cuando requieren su porción de  beneficio. En dichas ocasiones, no dudan en exigir sus «soluciones«, con o sin máscaras, con o sin caretas.