LLegan a nuestra redacción, audios y comentarios sobre una supuesta manifestación a realizarse frente al Colegio que los nuclea. Los abogados se están haciendo ver en publicaciones de redes sociales y planean de forma inorgánica, manifestar su descontento y hacer escuchar sus voces de queja contra… ¿El Covid-19?.
Los tribunales tucumanos y de todo el país viven la pandemia como todos. En un principio, un especie de «fin de semana largo«, luego con una cierta ansiedad y desde el inicio de la segunda mitad del mes de Mayo, con una impotencia y bronca que todavía no encuentra sus carriles para expresarse ni un «culpable» claro y a la vista.
Es que la gran mayoría de los abogados independientes, como sucede en otras profesiones, carecen de ingresos fijos y saben que poner a andar la «máquina de oxidados engranajes«, que es la administración de justicia, requiere de tiempo y pasilleo constante.
Se establece una clara línea divisoria entre los profesionales del derecho que tienen ingresos garantizados por trabajar en Organismos del Estado o en los Tribunales Provinciales o Federales y aquellos que viven del ejercicio diario de la profesión.
Como entre «bomberos no se pisan la manguera«, son pocos los que se animan a expresarlo claramente, pero esta «feria» obligada por la pandemia del coronavirus, generó un clamor de los sectores intependientes: «¡Queremos que Los Tribunales funcionen ya!«.
Esta es la forma más elegante de imprimir presión a los que tienen el cargo y salario asegurado, desde el sector de los «independientes».
El verso de las quejas por mayor «institucionalidad«, no alcanzó para sensibilizar a nadie y es así que la culpa de todos los males pasó a recaer en quien pase cerca o esté a mano… Sobre el Presidente Alberto Fernández, sobre «La Corte«, sobre «los políticos» y sobre el «coronavirus». En definitiva y ya sin traje ni camisa almidonada, el planteo es «¡Nos estamos cagando de hambre!«, tal vez la versión más justa y franca de la molestia de los letrados.
Así lo expresó la Dra. Aurora A. D. en un mensaje que circula por el whatsapp de todo abogado, empleado de tribunales o integrante de algún cuerpo colegiado.
Tal vez debiera ser este último, el mensaje más útil para comprender la problemática. No son tiempos para andar con vueltas…
Como sea, tienen razón… Ahora, no se entiende la organización de una manifestación (según se prevé para esta semana) frente al Colegio de Abogados de Tucumán; sobre todo porque no está consensuado cuál es el «enemigo» o el «adversario», cosa indispensable de conocer a la hora de llevar a cabo una protesta.
Sin expresar claramente cuál es cuestión principal a exponer como queja, tampoco será claro cuál es la solución que sea abarcativa para todos los «dotores«. «Encarajinar» y politizar la protesta, es el peor camino, si lo que se busca es una solución rápida.
De no mediar una decisión de la Corte Suprema de Justicia de la Provincia al respecto, que de manera autónoma tome la decisión de abrir las sedes tribunalicias, se generará un conflicto inútil que solo servirá para los que acostumbran a politizar toda cuestión que los haga visibles como «la nueva alternativa» dentro del Colegio de Abogados. Por lo general, caras repetidas y con escasa pericia para encarar hábilmente la gestión de dicha institución. Lo que en la jerga de la calle se denominan «idiotas útiles» (sin la intención de ofender a nadie).
En ese sentido y con la voluntad de poner a disposición la versión más orgánica y representativa de «los almidonados«, es que El Diario en Tucumán entrevistó al Dr. Carlos Casal, segundo al mando del Colegio de Abogados de Tucumán.
«Quiero emitir una opinión sobre la situación en que se encuentra el poder judicial y sobre todo el servicio de justicia en nuestra provincia«, inicia el Dr. Carlos Casal.
«Como consecuencia de esta cuarentena que estamos transitando, como dirigente y representante de los abogados colegiados de la institución, he tratado desde un principio de este proceso, entender e interpretar la preocupación de nuestros colegas». «Es por eso que sé que es totalmente entendible la preocupación o aflicción de varios letrados por el largo tiempo transcurrido en vigencia de esta cuarentena donde nuestra profesión está virtualmente paralizada y por ende cada uno de nosotros no hemos podido generar ni honorarios ni los sustentos diarios con lo que vivimos y mantenemos nuestras familias«.
«Esta parálisis del ejercicio profesional a afectado tremendamente, tanto a la institución que represento, como a todos los abogados de la provincia».
«Es claro señalar que entiendo que algunos colegas puedan no sentirse representados por esta gestión del Colegio, pero al margen de que sea esa una actitud comprensible debido al estado de ansiedad general que estamos atravesando los abogados; estamos obligados a efectuar un análisis objetivo de la situación«.
«Con mucho esfuerzo este Colegio prorrogó hasta el 30 de septiembre todo tipo de obligación por matrícula, suspendió todo tipo de sanción por deuda impaga, género un fondo solidario para brindar préstamos muy accesibles para los colegiados, los que se encuentran operativos y con una respuesta inmediata de la institución«, puntualiza Casal.
«El gobierno y administración de la institución funcionó permanentemente, aún existiendo los impedimentos propios de la situación de aislamiento. Asimismo el colegio, estuvo y está en un estado de alerta permanente, entendiendo que estas prórrogas continuas del período de cuarentena, están atentando contra nuestros intereses». «Por ese motivo se efectuaron las diligencias institucionales, dentro del marco de la razonabilidad necesarias, en representación de nuestros intereses«.
«Nuestro accionar tiene una directriz que está fundada en que no se puede considerar que el estado de derecho funcione plenamente y que cumpla con su objetivo si el marco institucional de la República se encuentra gravemente afectado; esto sucede toda vez que siendo el poder judicial un poder esencial del estado -al encontrarse virtualmente paralizado- no cumple con la obligación de asegurar las garantías constitucionales y el acceso a la justicia como custodia de los derechos de los ciudadanos«.
«El Colegio entiende que se trata de una situación que debe ser valorada objetivamente por los colegas que pretenden accionar por su lado, en forma particular y con medios diferentes a los institucionales«.
«Comprendemos la situación individual y general de los colegiados, sin embargo resultan algo excesivos e injustos ciertos dichos y ciertas actitudes. En definitiva, esta gestión del Colegio de Abogados ha demostrado que bajo la presión, no sólo interna sino de los mismos colegas y del contexto en general; ha demostrado que puede trabajar y que puede realizar sus tareas dando cumplimiento con su mandato en un marco de razonabilidad y de seriedad, sin perder el prestigio que esta institución ha logrado obtener durante tantos años de existencia«.
«Existe un compromiso asumido por la mayoría de los consejeros en dejar de lado las banderias politicas y los intereses sectoriales dentro del cuerpo. Unirnos para trabajar juntos con un único objetivo, derrotar este flagelo pero defendiendo los intereses de nuestros colegiados, así venimos gestionando y no vamos a traicionar nuestro compromiso«.
«Es momento de actuar de manera inteligente, consensuadamente y con voluntad de construcción colectiva. Los inconvenientes de tono personal y los generados a partir de esta pandemia que nos azota -no solo a los profesionales del derecho, sino a todos los argentinos- deben ser tratados en un marco de institucionalidad puertas adentro del Colegio y con una visión generosa a la hora de manifestar todas las inquietudes, abrir los espacios para que todos los sectores tengan la posibilidad de sentirse parte de la solución y no del problema». «Así lo entendieron distintos grupos que no piensan exactamente de la misma manera, pero que con vocación dialoguista, atento al momento en que vivimos, comprendieron que no hay espacio para sectarismos ni para personalismos«, termina el vicepresidente del Colegio de Abogados de Tucumán, Dr. Carlos Casal.