La cruel enfermedad que sufre Esteban Bullrich. «Cuando me llamó Cristina me emocioné”

El senador nacional Esteban Bullrich contó, el mes pasado, que padece esclerosis lateral amiotrófica (ELA), una enfermedad neurodegenerativa. Ante la conmoción que despertó su diagnóstico, el legislador le brindó un reportaje a los periodistas María O’Donnell y Ernesto Tenembaum para Conecta2, el programa que se emite los sábados por CNN, y allí reveló lo que sintió cuando le informaron que tenía esta patología, que es degenerativa y progresiva, y provoca la muerte de las motoneuronas, las células encargadas de mover los músculos voluntarios del cuerpo.

“Cuando uno se entera que está enfermo de una enfermedad como la ELA, pasás por etapas”, comenzó narrando. Y destacó que, en su caso, primero tuvo una etapa de angustia. “Mucha”, enfatizó. Emocionado y con dificultad, pero intentando con gran esmero hacerse entender, develó una de las cosas que más le dolió: “¿Qué me pierdo? Que no voy a poder entrar a mis hijas a la Iglesia, por ejemplo. Esa es la primera reacción”. A esa emoción, le siguió el enojo. “Me costó más que la angustia porque no le encontraba la vuelta”, se lamentó Bullrich, y terminó la idea con una suerte de esperanza: “Ahora estoy en paz”.

En la entrevista, el funcionario de Juntos por el Cambio sorprendió con un comentario acerca de una comunicación que tuvo con la actual vicepresidenta: “Me llamó Cristina. Yo me emocioné hablando con ella. Hablábamos de la fe, de lo importante que es para crecer en todo momento”. Luego, el senador dijo: “Hay muchas cosas que la gente me dice ahora que antes no me decía. Y digo, ¿por qué no me las decías antes? Una muestra de cariño, un abrazo”.

 

Nuevos objetivos

Durante la entrevista, Bullirch señaló que los medicamentos para tratar la ELA son sumamente costosos. Y explicó: “Estoy trabajando con congresistas americanos para hacer una ley en paralelo con ellos y mejorar acá el acceso a las drogas experimentales. Siento que puedo ayudar mucho con lo que estoy haciendo; puedo ayudar no solamente a la gente que tiene ELA, sino también a la gente que la está pasando mal. Dije una cosa en la carta y es que esta enfermedad no me define, lo que me define es cómo yo llevo adelante la enfermedad”. En este sentido, pidió que se difunda su teléfono (11 5002-5656) y “que llamen todos los que quieran saber más”.

El encuentro atravesó pasajes realmente impactantes, por ejemplo cuando Bullrich recordó que una de sus hijas tuvo cáncer, pero sobrevivió. “Estar vivo es un regalo de Dios, levantarte cada día con la oportunidad de cambiar”. Continuó: “Siempre podés cambiar lo que hiciste ayer; al estar vivo podés cambiar lo que viene después. No te condena el pasado, nunca estás atado al pasado. El pasado es solo parte de tu historia, lo que importa es qué haces hoy, no importa si hablás así, si hablás bien, si escuchás menos o si escuchás más. Importa qué haces con eso que tenés para seguir mirando adelante, nunca mirar para atrás, siempre para adelante”.

Sobre este punto, concluyó: ”No puedo estar enojado, soy un afortunado de la vida. Ayer cumplí 52 años, conozco más de 50 países; tengo amigos en más de 30, me llamaban y saludaban en cuatro idiomas diferentes. No puedo estar enojado, sería injusto estar enojado”.

«Esta enfermedad no me define»

Pese a ser uno de los principales referentes de la oposición, Bullrich sorprendió cuando dijo: “Yo creí en Alberto, no lo voté, pero creí en él. Creí que podía cambiar, que podía mejorar, que podía tener un diálogo franco con la oposición, constructivo”.

Además, en cuanto a la política interna y la gestión de Cambiemos al frente del Ejecutivo nacional, también realizó una autocrítica. “En nuestro gobierno, nos costó pedir ayuda, y lo mismo le pasa a Alberto. No hay humildad. Una vez que llegás, ya sos presidente. Sí, sos presidente, pero no quiere decir que todos los problemas los resolvés solo. Yo no podría enfrentar esto solo”, subrayó.

«Yo creí en Alberto, no lo voté, pero creí en él»

Al contrastar este punto con la llegada de su enfermedad, se extendió: “Me costaba mucho pedir ayuda; y ahora no solamente la pido, también acepto la ayuda. Así que no es Alberto, a nosotros nos pasó igual. Por eso es tan nociva la grieta; es fácil para ganar una elección, pero es imposible gobernar”.

Por último, Bullrich indicó: “Hoy el problema más grave que tiene la Argentina es la falta de humildad de su dirigencia política para pedir ayuda. Esa es la principal razón de que haya oscuridad en el futuro. Tenemos que trabajar con la falta de humildad”.

LA NACION