Investigar, una misión imposible en la Argentina de Macri – La desinversión y el ajuste ahogan a los científicos argentinos

«Esta nota comienza como un posteo en Facebook para contarles a mis amigos lo azorada que estaba al ver mi último recibo de sueldo por mi trabajo en CONICET«. «Algunos me pidieron que lo pusiera ‘para compartir’ y, el ponerlo público y debatir con más gente, me sirvió para ir aclarando muchas cosas que en general se desconocen de nuestro sistema científico».

Así empieza el relato de esta científica tucumana que cuentas las peripecias por las que debe atravesar para desarrollar su trabajo tras largos años de estudios, permanentes capacitaciones y evaluaciones permanentes.

«Comenzaré con el tema sueldo (continúa), porque es lo que movilizó este debate, pero el salario forma parte de un sistema mayor, por lo que luego pasaré a otros temas conexos«.

«Mi nombre es Alejandra, tengo 55 años, la cabeza cubierta de canas, algunas rastas y un espíritu muy crítico y libre». «Desde que me recibí en la UNT en el área de Historia comencé a trabajar como docente universitaria y como becaria en CONICET«. «Soy arqueóloga, me encanta mi trabajo, tengo un fuerte compromiso con el conocimiento, con la enseñanza, la investigación y, sobre todo, con hacer llegar al resto de la sociedad los resultados y los frutos de mi trabajo». «Esta última tarea casi no pesa cuando se me evalúa periódicamente en ambas instituciones. Tampoco tengo rubros específicos de mi salario por ello (podría no hacerlo, digamos), pero lo tomo con mucha responsabilidad como parte del compromiso y deuda que tengo con los argentinos que somos quienes finalmente sostenemos el sistema científico y universitario de modo colectivo, como creo que debe ser».

«Los que llegamos aquí lo hacemos por vocación y no esperamos hacernos millonarios, o siquiera ricos con este trabajo. Pero, aun así, ser científica o profesora universitaria no es un sacerdocio, es un trabajo y pretendo/pretendemos vivir dignamente de él, claro«.

«Soy, entonces, una trabajadora más, cuyo único capital son mis ideas y el valor de lo que hago con su reconocimiento adquirido a lo largo de los años. Todo lo demás, es fuerza de trabajo pura y llana dentro de un sistema científico altamente calificado y competitivo (creo que es lo más ‘meritocrático’ que hay en este país, más que los jueces inclusive). Sin que sea de ninguna manera mi intención ensalzar la meritocracia como concepto, pero sólo para que sepamos cómo se valora la tan mentada meritocracia cuando de pagarte el sueldo se trata«.

(I) LA CIENCIA A PIQUE EN LA ARGENTINA NEOLIBERAL (o “qué miseria, sólo había en la heladera $ 1.396,33”)

«$ 1.396,33.  Ese es mi sueldo de CONICET para el mes de diciembre de 2018. NO HAY ERRORES, no se equivocaron en liquidaciones… ESE ES MI SUELDO ESTE MES«.

«El recibo –que es algo personal y por eso no lo comparto- se desglosa en diferentes ítems que incluyen lo siguiente«:

-Soy Investigadora Independiente (el tercer escalafón, prácticamente el máximo que alcanzamos la mayoría de los investigadores).  Eso implica, un sueldo básico mayor a los otros dos, por lo menos.

-Tengo todos los informes aprobados.  Hay un ítem de mi recibo que paga por ello en reconocimiento a mi labor.

-Vivo en zona prioritaria. Otro ítem que da un plus de salario a los que vivimos fuera de los grandes centros urbanos centrales.

-Dirijo proyectos y becarios. También hay un ítem que paga eso.

-Soy evaluadora externa y estoy en comisiones de evaluación. Ídem, aunque este ítem sólo me lo pagan en el momento en que estoy en comisión (no en diciembre, digamos)

-Soy reconocida a nivel nacional e internacional por mi trabajo. Dirijo un instituto universitario por segunda vez en mi vida y hace años que soy responsable de un laboratorio científico y de un museo rural. Estos ítems no entran en mi salario, pero hacen a que me indigne más cuando veo lo que me pagan.

«Todo eso suma $ 1692,08 y como tengo algunos descuentos, mi sueldo de bolsillo este mes es de $ 1.396,33«.

(II) LA EXPLICACION TECNICA DE MI SALARIO (sólo para los que quieran entender por qué el sueldo se divide así. De lo contrario, saltar al punto III).

«Como esto parece increíble (y ciertamente lo es, aun para mi) debo hacer una aclaración para los que no conocen cómo funciona el sistema científico argentino«:

  1. Las tareas que se realizan en CONICET son básicamente de investigación (lo cual incluye dirección de becarios, proyectos, publicaciones de alta calidad, participación en reuniones científicas, desarrollos innovadores, actividades de articulación social, etc..).
  2. Las tareas que se realizan en las Universidades Nacionales son básicamente de tres características: Docencia, Investigación y Extensión.
  3. Como las tareas de 1 y 2 en algunos puntos se solapan (solo en algunos puntos, ya que en CONICET no hago docencia, por ejemplo, y para CONICET hago más horas de investigación básica), entonces tanto CONICET, como UNIVERSIDAD nos permiten trabajar en ambos lugares, pero siempre una de las instituciones es la que paga la dedicación exclusiva (en mi caso la UNT) y la otra, hasta una dedicación parcial (en mi caso CONICET).

«O sea, lo máximo que puedo ganar, sin entrar en incompatibilidad de funciones y quedar al margen de la ley es el sueldo de la UNT+ los $1396,33 que alegremente me pagó CONICET en el mes de diciembre de este año pasado 2018«.

«La cantidad de horas de trabajo que se remuneran y declaran son 40 para CONICET y 40 para la Universidad«.

«Dicho esto, como mis tareas en CONICET son importantes, especializadas, concursadas con los más altos estándares, con controles casi policíacos sobre mis declaraciones juradas, días de licencias y vacaciones (y tenga una dedicación simple o full esto es igual para todos), entonces, como decía, me parece vergonzoso recibir esa diferencia de sueldo por mi dedicación en CONICET, donde hago tareas complementarias a las de la UNT«.

(III) LA EXPLICACION POLÍTCA DE MI SALARIO (o ¿qué está pasando con el sistema científico argentino?)

«La pregunta inicial sería ¿qué sentido tiene hacer otras tareas estando en CONICET si no hay un salario que respalde esa diferencia de trabajo? Podría trabajar solo en la UNT y ganaría casi el mismo sueldo (¿no?)».

«Otra pregunta posible es si ¿esto fue siempre así?  La respuesta es NO. Rotundamente no. Siempre percibí técnicamente una diferencia de sueldos como expliqué en el punto 3 pero es la primera vez, desde que estoy en el sistema científico, en que recibo una diferencia de salarios cercana a cero. Eso, lo que quiere decir, es que los términos de deterioro del salario en CONICET son pavorosos.  Antes de este ‘ajuste’ -más parecido a un atentado que a un ajuste-, ambos sueldos eran dignos (aunque uno claramente mayor al otro)».

«O sea, lo más grave está sucediéndole a aquellos que sólo tienen el salario de CONICET: nuestros investigadores e investigadoras de la nación, los becarios que están haciendo su aprendizaje en ciencia y humanidades, y el personal de apoyo, imprescindible para que el sistema científico pueda funcionar». «La mueca de sueldo que me tocó en diciembre alerta por su gravedad. Es como la demostración de que el emperador está desnudo, evidente a los ojos de un niño  y no de una sociedad servil que prefiere aplaudir a su rey gobernante mientras éste se pasea desnudo diciendo que está vestido con un traje de hilos de invisibles a los ojos de los tontos» [1].

«¿Por qué sigo en CONICET, entonces? Porque es/era una institución prestigiosa de la cual estaba orgullosa como argentina. Porque creo en la ciencia argentina soberana, como algunos jugadores de fútbol creen y quieren estar en la Selección Nacional».

«Porque no me fui del país en el 2001, a pesar de que me ofrecieron trabajo afuera, dado que sentí que era mucho más útil yo aquí que yo afuera. Porque no todos somos gente mercantilizada que sólo vive para sí misma. Por eso -y porque creo- espero y trabajo para que esta situación cambie».

«Pero, como ya dije, yo tengo 55 años. Otra es la realidad para los más jóvenes, a quienes si el Estado no los contiene saldrán a buscar horizontes foráneos u otros trabajos. Pareciera que esto no nos afecta, son decisiones individuales; pero no es así, porque en cualesquiera de esos casos se trata de una doble perdida para la Argentina: el dinero ya invertido por la formación de estos recursos humanos altamente capacitados y la perdida de los mismos para nuestro desarrollo como país».

«El neoliberalismo y este modelo de país no necesitan de sus científicos porque no apuestan a un país soberano, sino en un país dependiente, endeudado, humillado ante potencias extranjeras en todo (Malvinas es un claro ejemplo, de los muchos miles que hay). La ciencia argentina está siendo deliberadamente empujada al desastre. Estos sueldos no pagan siquiera la tarea de lavar los platos, que es lo que los gobernantes neoliberales consideran que los científicos de este país deberíamos hacer«[2].

«¿Cómo puede ser esto tan así? Es casi tan difícil de creer como que mi boleta de sueldo sea real ¿verdad? Pero es real. Ambas cosas son reales. Porque el neoliberalismo es un sistema que busca prescindir del Estado. Y tal está armado el mundo de hoy, quien prescinde del Estado no sostiene a su nación, ni pueblo. Y quien no tiene Nación ni Pueblo, no tiene patria. Y quien no tiene Patria sólo hace negocios para sí mismo y sus amigos y deposita la ganancia en cualquier país de afuera, porque el suyo no es su prioridad».

«Dicho de otro modo, para hacer negocios y llevarse las ganancias fuera del país, no hacen falta científicos. La Ciencia, la Universidad y el desarrollo tecnológico hasta pueden ser un estorbo para esto, porque sus integrantes son/somos críticos y libres. Pero vos, yo, nosotros y vuestros hijos quedaremos sin una vida digna, porque no tendremos acceso al desarrollo local de nada de lo que podemos hacer aquí: medicamentos propios; agua sin arsénico; energías alternativas; industrias livianas y pesadas, minería sustentable; debates sobre temas y conocimientos de todo tipo; cultivos andinos; satélites, por citar algunos nomás. Y como corolario, trabajo y gente feliz«.

«Cuidemos al sistema científico argentino, porque no es algo que se levanta de un día para otro«.

Desde El Diario en Tucumán, quisimos transcribir con la menor interrupción posible este relato de manera de no añadir ni quitar nada de lo expresado en el mismo.
Esta es la realidad de los Científicos Argentinos, del desarrollo de las ciencia y la investigación en nuestro país.

Más allá de cualquier consideración, este relato es una muestra cabal en primera persona de las peripecias por las que deben atravesar quienes eligieron la investigación como rumbo, trabajo y pasión.
La ciencia dura y la ciencia aplicada, son base del desarrollo de un modelo de país que piensa en un futuro con independencia, con soberanía. Todo aquello que depende del conocimiento y que dispara la inversión y desarrollo de una sociedad libre, depende de «cerebros abocados a pensar«. Se podría decir que el investigador típico argentino, no espera demasiado ni del Estado, ni de los «inversores«. Básicamente solicitan que se garanticen las condiciones para que puedan desarrollar el trabajo que saben hacer: investigar.

[1] “El traje nuevo del emperador”. Fabula de Hans Christian Andersen

[2] https://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/futuro/13-2222-2009-09-27.html