El Centro Asistencial Ramón Carrillo atraviesa su peor momento histórico

En cualquier otro contexto, el título de la nota tendría ribetes amarillistas, pero en esta ocasión, no cabe duda alguna de que el Centro Asistencial Ramón Carrillo, de Yerba Buena,  atraviesa su peor momento histórico.

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En la columna radial, en formato de entrevista que realizamos entre la dirección de El Diario en Tucumán y FM del Jardín (97.5 MHZ), durante la transmisión del programa matutino, «VOLVER A EMPEZAR», conducido por un excelente profesional como lo es Tirso Araujo, analizamos conjuntamente tanto la actualidad, como el historial de lo que fue un lugar muy querido para los yerbabuenenses, pero que hoy solo cosecha críticas, escraches y una absoluta falta de gestión municipal.

Algo de historia

Dejando de lado su etapa fundacional durante la gestión como interventor de la Municipalidad de Yerba Buena, de Jorge Lobo Aragón, en la que «El Carrillo» estuvo bajo la dirección del Dr. Pablo Garretón; ese nosocomio que era ejemplo de autogestión, contrasta con el fantasmal panorama que atraviesa hoy en día.

No hace falta ser demasiado memorioso para recordar que el Carrillo tenía todas las características de una Clínica Privada. El «pecado» de dicha gestión, fue el de implementar el cobro de un Bono Contribución, que colaboraba a solventar los gastos en insumos y en la contratación de personal médico de numerosas especialidades.

En ese tiempo, El Carrillo contaba con personal del SIPROSA, personal de planta de la Municipalidad de Yerba Buena, personal contratado y el soporte de una Fundación que proveía de recursos económicos y humanos.

Ese famoso «Bono Contribución«, era objetado por unos pocos, ya que a nadie se le negaba la atención de calidad que se brindaba hasta esos años. Los vecinos de Yerba Buena, de todo el espectro de situaciones económicas posibles, encontraban acceso a un ámbito en donde existían prestaciones de salud acordes a la infraestructura y a las exigencias de la población de ese entonces. Recordemos que Yerba Buena contaba con unos 65.000 habitantes en el año 2005.

La administración encabezada por el doctor Pablo Garretón, hacía literalmente «malabares» para poder mantener el grado de calidad prestacional. Bajo la gestión como intendente, del fallecido y querido Ing. Roberto Martínez Zavalía, el financiamiento del Carrillo colapsó y la implementación del «PLAN REMEDIAR», gestado por el Ministro Nacional de Salud, el Dr. Ginés González García, no admitía el cobro de dicho «Bono Contribución«, para la adscripción a dicho programa de salud. Sin los ingresos que proporcionaba el bono, «El Carrillo» era financieramente inviable, aún con los medicamentos provistos por el «PLAN REMEDIAR».
Es imprescindible acotar que el bono en cuestión era pagado por aquellos que podían hacerlo. Abonaban los que iban de forma particular, los que poseían Obras Sociales, pero tenía la particularidad de contemplar, que aquellas personas que no podían pagarlo, accedían de modo totalmente gratuito a las mismas prestaciones y con idéntica calidad de atención médica que los demás.

Tras una intensa polémica entre la intendencia, los directivos del Carrillo y el siempre atento a las necesidades y gravitante, R.P. Jorge Gandur, la cúpula del nosocomio, renunció dando un portazo y con ellos se fueron los médicos especialistas, tomando las riendas de la institución, el Dr. Riarte (ya fallecido). El nuevo funcionario, reemplazó casi a toda la planta de profesionales, especialistas en diferentes áreas de la salud, con médicos «generalistas«. Este fue el principio del declive de este querido nosocomio.

El arribo de la nueva gestión venía de la mano, con el aporte de una cifra fija acordada entre la gestión municipal y el Gobierno de la Provincia. A esta, se sumaba un «miserable aporte en pesos», que devengaba la Municipalidad local, asignada en su presupuesto por esos años. Así, el Centro Asistencial Ramón Carrillo, nunca volvió a ser el mismo.
Desfilaron médicos, tibias iniciativas, recursos y «parches» (sobre todo «parches»); pero nunca un proyecto serio, integrador y ambicioso, que atendiese la necesidad creciente de una explosión demográfica histórica para un municipio, que destacaba a Yerba Buena, en comparación porcentual con distintas ciudades a nivel nacional.

Toda la gestión del Dr. Riarte al frente del Carrillo, fue un verdadero desastre. Quien escribe la nota como Director de El Diario en Tucumán, en dicho entonces, conducía un programa en FM del Jardín, llamado «Tendencia Cero«, junto a otro periodista yerbabuenense. Todo lo relacionado al Carrillo estuvo siempre en la agenda del programa, llegándose a enterar los propios funcionarios de todo aquello que sucediera, previo a hacerlo de forma institucional.
Las denuncias, los reclamos, las disputas entre concejales, funcionarios municipales y la dirección de la institución, se emitían editadas, de forma de que todos los vecinos estuviesen al tanto e involucrados con lo atinente al Carrillo.

Con el arribo de la gestión de Daniel Toledo como intendente en 2007, hubo uno que otro indicio de recuperación. Guardias pediátricas, odontológicas, atención de una que otra especialidad, provisión de ambulancias o insumos, recuperación del edificio… Todo insuficiente; nunca un proyecto adecuado a las necesidades de los vecinos.

Con el ingreso de la gestión de Mariano Campero, se abrió una luz de esperanza, sobre todo cuando se dio a conocer el «malparido«, PLAN BELGRANO, a cargo de José Cano. Seguramente el lector, no precisa detalles sobre esa millonaria estafa a la ilusión de inexistentes «reparaciones históricas».
Campero designó entre sus funcionarios al Dr. Luis Baricco, como secretario de Salud del Municipio. Los resultados de su gestión están a la vista.

Hoy «El Centro Asistencial Ramón Carrillo, está en Terapia Intensiva» y con riesgo de muerte (literal), tanto para sí mismo, como para los circunstanciales pacientes que «caen» en él.
Este tema, merece un tratamiento especial en una nota de actualidad que lleva como título, justamente la frase entrecomillada y en negrita, en el párrafo con el que concluimos esta nota.