Aventurar quién será el próximo intendente de Yerba Buena se torna un enigma indecifrable por el momento. Hasta ahora las cartas no están ni marcadas ni tiradas sobre la mesa. Estos días previos al 9 de Junio serán cruciales para cada uno de los candiatos, aún para aquellos que saben que «no llegan», pero que el caudal de votos que obtengan, será determinante del resultado.
El actual intendente Mariano Campero tuvo un repentino ataque de «gestionitis» y salió a tapar cuanto bache había en la ciudad (o al menos una buena parte) con un par de camiones con tres empleados cada uno, que lanzaban a diestra y siniestra el pavimento con una pala; para que sean los mismos rodados los que se encarguen de compactar la mezcla. Es obvio que Mariano tomó cuenta de que los baches en Yerba Buena, constituyen unos de los termómetros del malhumor vecinal y de cómo se lleva adelante la gestión.
Campero no tiene «el pasto hachado«; sabe que su acceso a la intendencia estuvo marcado por un macrismo que estaba en la cresta de la ola; pero como los demás integrantes de «excambiemos«, borraron a Macri de cuanto discurso y publicidad, al punto de no escribir ni su nombre en la gráfica.
El actual intendente de Yerba Buena conoce cuál fue la base numérica de votos para acceder al poder, pero desconoce la valoración que el vecino hace sobre su gestión al frente del municipio y sobre todo no puede confiar con el efecto «arrastre» del presidente Macri, pero sobre todo de la candidata Silvia Elías de Pérez, que no logra remontar en las encuestas; siendo que algunas de ellas la ubican tercera cómoda.
La gran incógnina la presenta su principal opositor, el peronismo. Con tres candidatos de perfil totalmente diferente, el PJ tucumano no pudo o no quiso apostar por la unidad. Está claro que el votante peronista y los que simpatizan con formas de gobierno distintas a la que lleva adelante Campero, deben ponerse de acuerdo sobre si realmente desean recuperar la intendencia de Yerba Buena, o son capaces de recaer en la necedad que le dio la oportunidad a Campero para ganar las elecciones en 2015.
Sin «hacer números», parece claro que la elección se encamina hacia una polarización entre los candidatos más fuertes. Hasta ahora, queda claro que la contienda sería entre Mariano Campero y Bernardo Racedo Aragón