Más de 300 títulos fueron retirados de las bibliotecas escolares de Florida, el estado que triplicó la prohibición en dos años. Otros autores vetados son Margaret Atwood, Aldous Huxley, John Grisham, Joyce Carol Oates y Stieg Larsson.
“¿16 de mis libros? Debo estar haciendo algo bien”, ironizó el popular escritor Stephen King este miércoles en Twitter tras conocerse que, además de 16 obras del “maestro del terror”, otros 300 libros fueron prohibidos en las escuelas del condado de Collier, Florida. Y de esos, casi 100 serán restringidos a ciertos niveles de grado o necesitarán permiso de los padres para leer.
Esta medida se basa en el proyecto de Ley 1069 ―que la Legislatura de Florida aprobó recientemente―, que permite a las escuelas limitar los materiales que mencionan el sexo, el género, los pronombres y la salud reproductiva en el aula. La declaración de King se metión en la creciente controversia a partir de esta nueva medida que prohíbe el contenido sexual en las escuelas.
Por eso, libros como Carrie, It y Las cuatro después de medianoche, entre otros, ya no estarán disponibles en las estanterías escolares de ese condado. “Stephen King es un autor muy popular entre los adolescentes, eliminar sus libros niega el acceso a obras formativas”, manifestó James LaRue, director de la Oficina de Libertad Intelectual de la Asociación de Bibliotecas de Estados Unidos a PEN América. “Es una lástima”, concluyó.
La cuestión no terminó ahí. La “ola de la cancelación” es un fenómeno que viene en crecida en Estados Unidos. El listado de libros censurados incluye clásicos literarios, libros adaptados a películas y programas de televisión, como Juego de Tronos, de George R.R. Martin; Dune, de Frank Herbert, Outlander, de Diana Gabaldon, 2001: Odisea del espacio, de Arthur C. Clarke y Forrest Gump, de Winston Groom y títulos contemporáneos para adultos jóvenes de gran éxito.
Otra figura pública que se vio envuelta en la polémica fue el actor y comediante Steve Martin, que dijo que está “muy orgulloso” de que el distrito escolar de Florida prohibiera su libro Shopgirl. “¡Ahora la gente que quiera leerlo tendrá que comprar un ejemplar!”, escribió en Instagram este lunes. Y se vuelve a encender la polémica y el debate sobre la censura en el ámbito educativo.
Los clásicos prohibidos
La decisión de prohibir más de 300 títulos se produce tras la firma, en 2022, de una legislación por parte del gobernador de Florida y candidato a presidente de Estados Unidos, Ron DeSantis, que requiere que las bibliotecas escolares de ese estado soliciten la opinión de la comunidad acerca de los materiales que ponen a disposición de los estudiantes.
También exige la “suspensión de cualquier material que presuntamente contenga contenido pornográfico o representaciones obscenas de conductas sexuales, según se define en la legislación vigente, hasta que se resuelva una objeción al material”.
En este marco, se conocieron cuáles fueron algunos de los títulos prohibidos en las escuelas del Condado de Collier. Infobae Leamos accedió a la lista que incluye, por ejemplo, obras literarias icónicas como Un mundo feliz, de Aldous Huxley; El hombre invisible, de Ralph Ellison, Trampa 22, de Joseph Heller y Anna Karenina de León Tolstoi.
También aparecen e impactan El cuento de la criada, de Margaret Atwood; El color púrupura, de Alice Walker; tres libros de Ernest Hemingway: Por quién doblan las campanas, En nuestro tiempo y Fiesta (publicada en inglés como The sun also rises); Los hombres que no amaban a la mujeres y La chica que soñaba con una cerilla y un bidón de gasolina, de la saga Millennium, de Stieg Larsson; La chica del tren, de Paula Hawkings, Atrapado sin salida, de Daniel Keyes, Matadero cinco, de Kurt Vonnegut y Moll Flanders, de Daniel Defoe.
La hora de la araña, de James Patterson, el primero de la serie de detectives Alex Cross, nombrado uno de los 100 grandes libros americanos de Public Broadcasting Service (PBS), e incluso La rebelión de Atlas, de Ayn Rand ―que narra un Estados Unidos distópico y suele considerarse la culminación de la carrera de la escritora como novelista― figuran en la lista de libros que los estudiantes ya no podrán encontrar en sus bibliotecas escolares.
Pero hay más. Son decenas de autores consagrados cuyos libros fueron eliminados de las bibliotecas estudiantiles, incluyendo a Laurie Anderson, Jack Kerouac, Judy Blume, Orson Scott Card, Stephen Chbosky, Mary Higgins Clark, Arthur C. Clarke, Pat Conroy, Janet Evanovich, Neil Gaiman, John Green, John Grisham, Ellen Hopkins, Khaled Hosseini, Barbara Kingsolver, Dean Koontz, David Levithan, Toni Morrison, Jodi Picoult y Nora Roberts, Tom Robbins, Anne Rice, John Updike e Ibi Zoboi.
Entre los libros para adultos jóvenes están El poeta X, de Elizabeth Acevedo, una novela en verso y ganadora del National Book Award for Young People’s Literature; Bellas, de Dhonielle Clayton, La hija del bombero, de Angeline Boulley y De qué están hechas las niñas, de Elana K. Arnold.
Así, las escuelas de Florida han estado aplicando prohibiciones a libros que podrían entrar en conflicto con la nueva normativa.
Censura y preocupación
La drástica medida de la Junta Escolar despertó preocupación entre organizaciones defensoras de la libertad intelectual, generando críticas a la censura. PEN América, la fundación sin fines de lucro encargada de recavar documentación y crear conciencia sobre la protección de la libre expresión en los Estados Unidos y en todo el mundo a través del avance de la literatura y los derechos humanos, precisó en su último informe que la prohibición de libros en escuelas se triplicó en el último año en es país. A su vez, detalló que Florida lideró la mayor cantidad de casos, superando a Texas.
Para PEN América, la privación del acceso a obras literarias fundamentales atenta contra las libertades constitucionales básicas. La asociación alertó que se trata de la peor ola de censura en décadas, con más de 5.800 libros prohibidos desde el otoño de 2021.
“Nos entristece por los estudiantes de las Escuelas Públicas del Condado de Collier que tantos títulos, incluidos clásicos literarios de renombre y obras contemporáneas para adultos jóvenes, tengan prohibido el acceso de los estudiantes”, expresó Kasey Meehan, directora del programa Freedom to Read de PEN América.
Y siguió, aún más contundente: “Estos libros parecen ser prohibido con poca transparencia y proceso. Una vez más vemos a un distrito escolar de Florida pecar de extrema precaución al navegar por una legislación vaga”. Ante el alarmante panorama, PEN America se encuentra monitoreando los casos y defendiendo legalmente el derecho a la lectura, como en su reciente demanda contra el condado de Escambia, Florida, por prohibir libros.
Durante el último año y medio, PEN América monitoreó las prohibiciones de libros y explican que las obras y autores que abordan temas de raza, racismo e identidades LGBTIQ+ fueron las que sufrieron un impacto desproporcionado.
“La ignorancia no protege la inocencia. Por tanto, no estamos protegiendo la inocencia de nuestros hijos restringiéndolos. Simplemente los estamos dejando sin educación”, dijo Amy Perwien, madre de familia de las Escuelas Públicas del Condado de Collier a NBC2.
Stephana Ferrell, Directora de Investigación y Perspectiva del Proyecto Libertad de Lectura de Florida, hizo una declaración contundente a Naples Daily News. Ferrell hizo referencia a que la prohibición de libros puede ser perjudicial para los estudiantes porque “quieren leer sobre personajes que actúen como ellos, piensen como ellos y se enfrenten a los mismos problemas que ellos afrontan en la vida real”, sostuvo. “La incomodidad de un adulto al abordar estos temas no debe anteponerse al derecho de un estudiante a leer y aprender sobre su mundo”, agregó.
Según informó el diario estadounidense Wink News, los padres de los estudiantes nunca fueron notificados de la prohibición. A su vez, se asombraron porque al revisar la lista no entienden por qué estos libros fueron prohibidos, según declararon a ese medio.
“Como madre, yo también miré la lista… y pensé: ¿cómo ha acabado esto en la lista?”, dijo Kelly Lichter, presidenta del consejo de ese condado, a Wink News ha leído algunos de los libros y que le sorprendieron algunos de los títulos prohibidos.
Ante la ola de censura, la preocupación parental siguió: “Si un padre está realmente preocupado por lo que leen sus hijos, que se abstenga y deje que el resto tengamos acceso”, dijo Ashleigh Whitchurch, madre de un estudiante de primaria sobre la prohibición de libros a Naples Daily News.
“Mi principal inquietud radica en el hecho de que todos somos conscientes de la importancia de que los niños encuentren reflejo en la literatura”, señaló Whitchurch. También subrayó que los niños que forman parte de la mayoría deben poder ver una variedad de representaciones en la literatura, tal como lo hacen en el mundo que les rodea.
Whitchurch sostuvo que los libros que abordan temas relacionados con drogas, alcohol y salud reproductiva pueden ser herramientas para que los estudiantes abran diálogos con sus padres sobre estos temas delicados. Eliminar estos libros, opinan estos padres, suprimiría esa oportunidad de comunicación.
Del listado de 313 títulos, las 16 obras que figuran de Stephen King son clásicos del terror y suspenso como Carrie, It, El fugitivo, Las cuatro después de medianoche y Un saco de huesos, además de novelas como El cuerpo y La cúpula y la saga completa de La Torre Oscura.
No es la primera vez que la obra de King recibe el rechazo de distritos escolares y colegios en Estados Unidos. Desde hace décadas, sus relatos han sido acusados de promover la violencia, el satanismo y temas sexuales inapropiados para estudiantes.
Ya en 1986 sus libros Cujo y La zona muerta fueron prohibidos en Dakota del Norte, mientras que la novela Carrie sufrió la misma suerte en Kentucky, en 1992. Más recientemente, en 2021, la escuela secundaria de Wentzville, en Missouri, eliminó El resplandor de su biblioteca.
Mientras tanto, en el condado de Collier más de 300 títulos ya han sido eliminados de las escuelas, en un nuevo capítulo de esta preocupante escalada en la restricción de ideas en el sistema educativo de Florida.