El video filmado por un «agrietado» denostando al gobierno y a una supuesta falta de participación de los estamentos públicos ante el incendio en los cerros tucumanos, puso al desnudo algo que no es para todos evidente; el total desconocimiento de cómo funciona el Estado.
Con su vomitivo video, el personaje que prendió la mecha del odio hacia la política y el Estado, no cesaba de repetir: «Esto es lo que está pasando en el Aeroclub de Tucumán». «Todo privado…, todo privado, nada del gobierno; ni agua, ni combustible…«. La «cháchara» antipolítica sigue, continúa en el medio de un esfuerzo denodado de gente de carne y hueso. Pilotos, bomberos, colaboradores de todo tipo. Gente que no tiene tiempo para discursos que nada suman. La única prioridad, es apagar el fuego, que no haya víctimas, cuidar a los demás poniendo en juego la integridad física propia.
Aterricemos un instante sobre Botta, el «indignado«que filmó el video. Tucumán sigue siendo un pago chico y por referencias, pudimos conocer que se trata de un empresario gastronómico, un laburante como muchos cuyo acento delata que no es un «tucumano básico«. Tal vez se trata de uno de los incautos que fue víctima de un relato, de un «bombardeo mediático» que le impidió conocer cómo actúa el Estado en la gestión de este u otro tipo de problemáticas.
Botta finalmente mintió, por acción u omisión. Apenas iniciado el incendio, la maquinaria del Estado Provincial y de municipios como los de Yerba Buena, Tafí Viejo, Lules, Famaillá y otros, se puso en marcha. El director de Defensa Civil de la Provincia, informó al Comité de Crisis, presidido por la Dra. Silvia Laura Pérez, quien puso en autos al gobernador Juan Manzur y se abocó a dar las directivas necesarias para que el aparato estatal funcione.
Botta, como muchos otros ignora tal vez que detrás de las acciones en el terreno, se debe poner a trabajar a mucha gente, entre ellos los siempre denostados empleados públicos, que trabajan a destajo para dar vía administrativa a los instrumentos públicos que acompañan las acciones de gobierno. El emprendedor gastronómico que grabó el video, desconoce que existen espacios en la función pública en los cuales se está literalmente todo el día, todos los días trabajando. Los teléfonos están abiertos a toda hora, todos los días del año y la vida particular se reduce a algunos pocos momentos de intentar mantener relaciones con la familia y amigos. Eso sí, con el celular en mano, por ejemplo, para situaciones como ésta. En estos puestos un…»¡Bien hecho!», un «¡Gracias!» o un «¡Te felicito!», es tan poco común, como sí son comunes las críticas y las presiones.
Que si cobran, que si no cobran.
Por ventura… ¿a alguien se le ocurre que los pilotos que dedicaron unas doce horas de vuelo por día para apagar las llamas se les cruzaba por la cabeza alguna ecuación de lucro personal o empresarial? Obviamente la respuesta es un enfático ¡No!.
Coordinar estrategias de vuelo, cargar agua, cargar combustible, despegar, aproximarse en el ángulo adecuado al foco del incendio, soltar el agua, regresar lo más rápido posible, aterrizar y así, una y mil veces sin contar ni mediar otro fin que no sea apagar el fuego.
Cuál es el costo, cuánto tiempo insume, es lo de menos. La tarea es apagar el fuego, no hay más.
A Hs 5.00 de la mañana del primer sábado de Octubre, recibimos una respuesta en el celular de El Diario en Tucumán. Quien enviaba el mensaje de Whatsapp no era otro que el piloto Federico Seiler, a quien habíamos interrogado sobre el tema por la misma vía.
«La idea no es politizar al contrario lo que creo que quiso mostrar (Botta) es que el estado alquiló los aviones pero todo el resto que es lo más difícil lo esta haciendo la gente con camiones camionetas bines de agua bomberos etc. Los aviones no vuelan solos; mucha gente ayer ayudando con lo que se podía, yendo a cargar agua proveyendo de agua, los aviones cargan 2000 litros por tirada y lo hacen muy rápido».
¡»Gracias por responder. Gracias por el enorme trabajo que están haciendo«!, contesté personalmente. Me quedé sentado pensando. «¡Este tipo voló todo el día anterior y a esta hora se apresta a salir urgente de nuevo, sin embargo se digna a dedicarme unas palabras!». «¡Qué capo…, pensé!».
Desandando la grieta
Tal vez Julián Botta no vio o no pudo ver algunos de los eslabones de la enorme cadena solidaria que se generó a raíz de este incendio. No vio a los funcionarios presentes porque no los conoce, no vio «el Decreto«, porque desconoce que para que exista un Decreto, tiene que haber un necesario trabajo de técnicos que perfeccionan los actos administrativos.
Debe detallarse en él cuál es la razón social a la que se abonará las horas de vuelo, el combustible y tantos otros gastos. Para ello se tienen que definir la cantidad de horas de vuelo (que en muchos casos no finalizaron hasta entonces) para poder efectuar las imputaciones presupuestarias, debe actuar Fiscalía con sus dictámenes legales, debe actuar el Tribunal de Cuentas para validar lo actuado. Cada área de gobierno hace lo suyo. Secretaría General de la Gobernación motoriza y supervisa el avance del mismo. A esa altura, los expedientes literalmente «vuelan«, son llevados de mano en mano para agilizar su trámite. Sellos, firmas, correcciones, cálculos…
Botta y muchos otros no comprende que hay gente de carne y hueso cuyos celulares «arden» al ritmo de los acontecimientos y que hacen gestiones de todo tipo.
No vieron que intendentes como Noguera de Tafí Viejo, interactuaba con Campero de Yerba Buena, que se acercaron legisladores a donar elementos y que la misma Legislatura envió un camión de combustible YPF. Legisladores, concejales, gobernador, vicegobernador, la Dra. Pérez, de Secretaría General de la Gobernación (un paso previo a Manzur) y quien comanda el Comité de Emergencias. Todos mezclados con todos.
Espacio aparte para los pilotos, los bomberos interactuando sin mediar jurisdicciones, la Policía de la Provincia, la GUM de Yerba Buena, vecinos, gente de la Comuna de San Javier, guardaparques de la UNT, gente que vino de San Miguel de Tucumán, asociaciones varias.
Pregunta sencilla. ¿No es para aplaudirse entre todos? ¿No se dejaron las diferencias políticas y las «pavadas» detrás de una única meta? ¿Cuándo fue que nos olvidamos de que el «otro» no «muerde«, no es el «enemigo«?. ¿Tenemos espacio para aplaudir el interés común?
Botta puso el dedo en la llaga y tal vez hasta fue útil. ¡Puso énfasis justamente en lo que no sucedió!
A todos los que participaron, les debemos un abrazo y un enorme ¡Gracias! que una lo «público» con lo «privado«.
¡Ah, cierto; el decreto! Casi nos olvidamos. Sí. El decreto por el que los que tienen que cobrar lo que tienen que cobrar, lo tenemos en fotos y números. Por decisión de la redacción no lo vamos a publicar por una sencilla razón. Hay cosas que realmente tienen mucho pero mucho valor, pero el precio es lo que menos importa. ¿O no…?