El PJ de Yerba Buena en situación inmejorable para recuperar la Intendencia local

Es por todos conocido que resulta imposible modificar los resultados si los pasos que se siguen y las estrategias que se aplican resultan ser los mismos. Esta es una lección que los dirigentes políticos del peronismo de Yerba Buena, debieran empezar a tener en cuenta.Para remitirse al último triunfo (aplastante por cierto) del peronismo yerbabuenense, hay que remitirse a los más de dieciocho mil votos obtenidos por el ex intendente Daniel Toledo en 2011. Haciendo pleno uso de las posibilidades que otorgaba la Ley electoral provincial, conocida popularmente como «ley de acoples» (reemplazo de la Ley de Lemas), Toledo supo salir al ruedo con la cifra inusitada de unos cuarenta y dos acoples, que representaban a todos los sectores de la vida política, empresarial, deportiva y social yerbabuenense.

Ese triunfo aplastante fue el principio del fin para Toledo y su proyecto político. La Ley de Acoples es muy generosa «hacia arriba», pero contrariamente a la Ley de Lemas, no «devuelve» hacia abajo (los acoples), los logros obtenidos. Esto dejó un tendal de «ganadores» que no accedieron ni a la vereda del Concejo Deliberante» pero fueron parte importante para el logro de semejante triunfo.

Mientras esto sucedía, el actual mandatario local, Mariano Campero, fue construyendo una alternativa que hasta llegó a nutrirse de las «bases» peronistas, para derrotar al PJ en 2015.

El crecimiento en votos de Toledo no significó necesariamente una mayor afluencia de votos hacia las respectivas fórmulas de Gobernador y Vice, como tampoco sucedió en las legislativas nacionales; que, de cara al crecimiento del macrismo, mostraron un giro muy definido del electorado de la «ciudad de las ciclovías sin bicicletas«, hacia un sector que supo representar el -entonces concejal radical- Mariano Campero.

Asumido Campero y a pesar de haber tenido una cierta oposición durante un lapso de tiempo por parte de concejales de su propio esquema (sumado a los dos concejales peronistas, «Pilón» Aguirre y «Kabuby» Aráoz, que alternaron oposición a Campero para luego ser fieles operadores suyos), el intendente radical tuvo la posibilidad de hacer y deshacer a gusto cuanta cosa pudo… Esto, hasta que llegaron las PASO 2021, en las cuales los propios concejales de Campero militaron para el triunfo del Intendente de San Miguel de Tucumán, Germán Alfaro y para la fórmula que encabezaba Silvia Elías de Pérez, como lo hizo el actual concejal y precandidato, Lisandro Argiró. Así las cosas, se rompió para siempre la cadena de mando y Campero entró en el famoso «síndrome del pato rengo«, con que se designa a los funcionarios con poder en vigencia, pero que han perdido el comando sobre su «propia tropa«.

La interna peronista desatada en la provincia, ya desde antes de la pandemia de 2020, daba muestras de que la estructura amalgamada del peronismo tucumano iba a volar por los aires. Todos los mandos, cargos electivos, ejecutivos y dirigenciales, se embarcaron en una pelea sin cuartel que parecía no tener fin.
Cuando todo daba a entender que esta situación no tenía vuelta posible y que el peronismo se fragmentaba sí o sí, llegó el ansiado acuerdo entre el actual Jefe de Gabinete de Ministros, Juan Manzur y su segundo al mando, el actual gobernador, Osvaldo Jaldo. Hubieron quienes entendieron más velozmente que otros que había que guardar las armas y finalmente «los planetas se alinearon» para el partido que gobierna la provincia y sus socios políticos.

A medida de que el sector representado por Mariano Campero se desmembraba, de la mano de las aspiraciones personales y los compromisos de dirigentes de la propia UCR, como el concejal Lisandro Argiró (precandidato a intendente), el PRO (partido que terminó siendo una extensión del Germán Alfaro, a fuerza de contención de la mayoría de sus dirigentes), secundados por los actuales concejales Apud, Casanova y Macome; la debacle del poder que ostentaba Campero, fue una consecuencia inevitable.  Esto sumado a la expectativa, tibia y nunca plasmada, de construcción política de CREOel partido de la Sociedad Rural«, como le llaman) presidido por el empresario y agricultor Sebastián Murga, quien no logró capitalizar en términos de poder e inserción política, la diputación de una cada vez más silenciosa, Paula Omodeo. Desde ese momento en que  Campero se sintió traicionado, quedó un vacío que se hace muy difícil de llenar. Al día de hoy, cuenta con dos de sus funcionarios como leales y eventuales sucesores; Pablo Macchiarola (secretario de gobierno) y Manuel Courel (jefe de gabinete).

Justamente es por ello que el peronismo de Yerba Buena, tiene que repensar su estrategia, si es que su ambición es recuperar la intendencia para esa fuerza.
En dos oportunidades se hizo uso de una figura fuerte, como lo es el empresario, Bernardo Racedo Aragón, pero en competencia que incluía la participación de otros candidatos, que llevaron votos para molinos propios y ajenos; Así se lo vio al siempre vigente Sisto Terán, perder su primera elección dentro del PJ, con un tibio acompañamiento de Toledo.

En la actualidad, con un estilo netamente verticalista y de conducción firme, día a día los medios muestran como, por el Salón Blanco de Casa de Gobierno y por el despacho del gobernador Osvaldo Jaldo, desfilan los representantes de las «listas oficiales» de la fórmula Jaldo-Manzur, para los cargos legislativos y ejecutivos municipales.
Así, en la Sección Capital, la «bendecida» como candidata oficial de cara a dar pelea con el «alfarismo«, es nada menos que la Dra. Rossana Chahala, mientras los hermanos y doctores, Pablo Yedlin (actual Senador) y Gabriel Yedlin (actual legislador), dan empuje a las listas que miran hacia la Legislatura de Tucumán, encabezando la lista oficial.

Ya desde hace un tiempo, que el mensaje en Yerba Buena, era: «vamos a ir a pelear en 2023 con una lista unificada«. Siendo así las cosas, los dirigentes más conocidos del PJ urbano, empezaron a mostrar sus aspiraciones, aunque con escasa vehemencia y agresividad ente sí. Cuando surgieron algunos «chisporroteos», un llamado de «la Casa de Gran Hermano«, anulaba en el acto la posibilidad de un «cortocircuito» irreparable.

Todos saben que divididos van a volver a perder, no obstante, para «permanecer y transcurrir«, hay quienes no le temen ni al ridículo y apuestan a gastar sus tal vez últimos cartuchos y salir al frente con un acople que le permita traccionar algunos votos como para colocar a algún pariente en el Concejo Deliberante. Se ha demostrado que ese «rollo» ya que no es una tarea fácil y que un posible «papelón electoral» tiene el efecto de «bajar el precio» del dirigente osado y a su vez, «devuelve» escasos votos para la lista oficial a la gobernación. Esto obviamente se suma al desagio importante que ocasionan las «listas no oficiales» a intendente por sobre la figura elegida en la lista oficial hacia la ansiada recuperación de la intendencia de Yerba Buena por parte del peronismo.

Tanto a fines de Enero, como en estos días, en la primera semana de Febrero, estrenando el 2023, habíamos anticipado desde la «Columna Radial«, a cargo del director de El Diario en Tucumán, Pablo Mirande, en el programa «Volver a Empezar», que se emite de Lunes a Viernes, de hs 10.00 a hs. 12.30, dirigido y conducido por el hábil y entretenido Tirso Araujo en FM del Jardín, 97.5 MHZ; las alternativas de las decisiones que se tomaban desde la conducción del PJ desde Casa de Gobierno.

Mientras tanto por Yerba Buena, circulaban encuestas que colocaban al actual concejal Marcelo Albaca, como el mejor posicionado en las encuestas. También se sumaban a la puja por el primer lugar en la «lista oficial«, Lorenna Cuba, el concejal Alejandro Sangenis, el ex intendente Daniel Toledo y el concejal actual Héctor «Pilon» Aguirre, entre otros.

La incógnita se develó el Lunes pasado, cuando las fuentes directas consultadas, nos señalaban que hubo «humo blanco» para la postulación del CPN Marcelo Albaca, concejal actual, como el elegido para encabezar la «lista oficial» del oficialismo tucumano, a la intendencia de Yerba Buena. A su vez, Lorenna Cuba, pasaba a ocupar un puesto en la lista a Legisladores provinciales por la siempre competitiva y apetecible, Sección Oeste, en un armado que incluye nada menos que al exsenador, Sergio Mansilla y a quienes consideran el mejor intendente «pejotista» de los últimos períodos en Tafí Viejo (y por qué no de todos los municipios de la provincia), Javier Noguera.

Faltan definiciones y se desconoce todavía qué uso se dará a la conformación de acoples que lleven candidatos alternativos a la intendencia y al Concejo Deliberante. Las elecciones anteriores demostraron que la cantidad de acoples, no va necesariamente de la mano de una mayor cantidad de votos para la fórmula gubernamental.
Sin dudas estas elecciones provinciales van a dejar en claro la capacidad dirigencial para aunar criterios e intereses. Es imposible no advertir que las «andanzas quijotescas», de  conocidos integrantes de la «fauna política yerbabuenense», puede dar por finalizada la carrera política de quienes se animen a sacar los pies del plato. Como dijo alguna vez un conocido politólogo tucumano, «la ley de acoples nos transformó a todos en punteros…».
Para los oficialistas del peronismo, el apoyo está asegurado; para los «muletos«, pareciera que en 2023 las opciones no son otras que tal como reza el dicho: «ajo y agua» (no son muchos los que conocen que este dicho proviene de una version «educada» de: AJO derse y AGUA ntarse).

Recuperar la intendencia de Yerba Buena, dependerá de la estrategia y las decisiones que se tomen en la «Casa de Gran Hermano«, en la habilidad de Marcelo Albaca, como dirigente y candidato oficial y de aquellos dirigentes que encabezarán eventuales listas alternativas para el cargo de intendente y que corren el peligro de ser los responsables de una eventual nueva derrota del peronismo yerbabuenense. Al frente los espera lo que hoy se vislumbra como un espacio casi vacío, sin dirigentes que puedan ser signados como «herederos» de un Mariano Campero devaluado y fragmentado, que se muestren como opción polarizante, de cara al electorado afín a Juntos x el Cambio (si es que tal cosa continúa existiendo). Finalmente el que terminará decidiendo es el soberano vecino de Yerba Buena, aunque lo que suceda en el «mientras tanto», tiene un valor y un rol esencial en la posterior toma de decisiones.