La aberrante propuesta del productor agropecuario Gonzalo Blasco, desencadenó una verdadera polémica con argumentaciones esquizofrénicas, en donde los actores se disocian y pretenden que su hipocresía y doble moral sea tomada como algo normal y políticamente correcto.
El Legislador Provincial, Luis Brodersen del PRO, salió a revalidar la propuesta de Blasco e indicó que desde su empresa también se sumará a la iniciativa de pagar a sus empleados por votar a Mauricio Macri.
El caso de Gonzalo Blasco es particular, ya que en todas las entrevistas de las que participó y al ser cuestionado por su iniciativa de llamar a pagar un bono a los obreros del sector, condicionado al resultado de la elección presidencial a favor de Mauricio Macri; decidió «pasar la trilladora» sobre la moral y el más mínimo criterio, disociando su perspectiva de las cosas. «Esto lo hago a título personal, no institucional«, aclaraba Blasco ante la requisitoria de los atónitos entrevistadores de todos los medios provinciales y nacionales.
Blasco es un «carapintada» del campo que mantuvo sitiada por tractores y maquinarias, casi un mes la plaza Independencia en 2015, en defensa de los derechos de los trabajadores y empresarios del agro, que por más justos, fueron totalmente desmedidos.
Éste personaje fue presidente de APRONOR (Asociación de Productores Agrícolas y Ganaderos del Norte), que justamente en Abril de 2019 realizó una exposición en la localidad de «La Ramada de Abajo«.
Blasco insiste permanentemente que su ofrecimiento y llamamiento a los demás agricultores es «a título personal» y pretende despegar a Cambiemos (ahora, Juntos Por el Cambio) de esta «movida«. Él mismo renunció a la presidencia de APRONOR en 2017 para formar parte de los candidatos a Diputados en las PASO de ese año, justamente en la lista oficial de Cambiemos. Sin embargo, insiste en que no representa a nadie y no pertenece a Cambiemos. El sujeto simplemente decidió obviar su filiación política, su carácter de expresidente de APRONOR y se mandó (como en 2015 en la plaza) a pintar su propia cara, con la hipócrita e insostenible versión de «un empresario preocupado y asustado«.
El otro caso es mucho más grave, ya que se trata de un legislador provincial (Bródersen) quien no solo avala a Blasco, sino que decide imitar su accionar desde la empresa de su propiedad y ofrecer él también, un bono de cinco mil pesos por votar a Mauricio Macri. “Estoy totalmente de acuerdo con la iniciativa de Blasco. Ya se sumaron otros agricultores, y desde mi lugar de empresario decidí imitarlos, ofreciendo a quienes trabajan en mi empresa una bonificación idéntica” «Y expresó su anhelo de que la “movida” sume adeptos en el sector privado». “Lo hago además con la idea de que otros se sigan sumando con su aporte para sostener al Gobierno (nacional) que, a pesar de las enormes dificultades que afronta como consecuencia de la herencia recibida, ha marcado el camino de transformación que debe seguir nuestro país”, declara Bródersen al matutino La Gaceta.
¿En qué tipo de republiqueta bananera creen que viven y comercian estos dos «disociados» empresarios? ¿Cuáles son los valores que ostentaban vistiendo sus tractores con la Bandera Nacional, en el caso de Blasco, cuando era un productor «carapintada» que ejercía un liderazgo de hecho, que luego derivó en la constitución de APRONOR? ¿El legislador Bródersen, acaso acepta la compra de voluntades? De ser así, bajo sus mismos argumentos, podría legislar recibiendo dinero para favorecer convenientemente a terceros ¿O no?.
El llamamiento realizado por estos individuos a «sumarse a esta movida«, constituye en sí mismo una oferta monetaria para vulnerar la voluntad e independencia de sus empleados a la hora de votar. Es imposible soslayar o no evocar imágenes totalmente retrógradas y que se creían enterradas, en las que los «patrones» subían a los carros y camiones a sus peones (previa retención de su documentación) y los llevaban a votar por «su» representante político, a cambio de un asado, de unos vinos y de conservar el trabajo mal pago.
Ambos sujetos quieren llevarse la democracia, las leyes y los derechos de los trabajadores por delante, «pasarles el arado y la rastra por encima«.
«Es con plata nuestra, no del Estado«, vociferan. ¿Seguro?. ¿Qué hace la AFIP y la Secretaría de Trabajo que no están inspeccionando hoy el cumplimento de las obligaciones administrativas y laborales de los empresarios mencionados para con sus empleados?.
¿Es posible que algún fiscal actúe de oficio ante tanta confesión de partes? ¿Será esto una prioridad para la «tortuga de los ojos vendados»?
Los mismos legisladores tucumanos debieran pedir una cuestión de privilegio en contra del legislador Bródersen y analizar profundamente si puede continuar ostentando una banca tras su propuesta.
La Noticia
Desde El Diario en Tucumán, tomamos contacto con el mensaje de Gonzalo Blasco, a través de un grupo de trabajadores de prensa. Específicamente publicado en un grupo de Whatsapp en el que intercambiamos noticias y por el posteo de un colega llamado Daniel (no damos su apellido para no granjearle enemigos). Daniel es un amigo y excelente profesional y se desempeña en varios medios locales con solvencia y excelencia; pero sobre todo con una intachable trayectoria moral en el ejercicio de su labor.
Al tomar conocimiento del audio de Blasco, nos abocamos desde la redacción de El Diario en Tucumán, a investigar si realmente se trataba de él, si el audio era veráz y cotejamos sus antecedentes con productores que lo conocen y hasta lo estiman; pero que no están de acuerdo con su actitud. Fueron ellos los que «sacaron» del ámbito privado, el polémico mensaje de Blasco y lo dieron a conocer. Esto constituye una muestra de madurez, vocación cívica y democrática de sus colegas productores, lo cual pone en evidencia que en el mismo sector existe una «grieta«.
El Diario en Tucumán publicó la noticia y la dio a conocer en el grupo de periodistas que integra para que su contenido sea compartido. A su vez «colgamos» en las redes y posteamos en Twitter el artículo al respecto; arrobando a los principales candidatos a presidente, políticos tucumanos, el Twitter oficial de la Legislatura de Tucumán y a la mayor cantidad posible de periodistas, programas y medios de todo tipo a nivel nacional, con la intención de que se conozca la cuestión y que a su vez se investigue si esta propuesta se está llevando a lo largo y ancho de los principales distritos rurales del país. (¿?). Queda en manos de la justicia investigar al respecto.
Finalmente en la tardenoche de el Lunes 26, el matutino La Gaceta decidió publicar una nota al respecto. Luego se produjo una enorme viralización en la madrugada del Martes 27 y la noticia recorrió los medios nacionales como un reguero de pólvora. «En Tucumán representantes del campo están comprando votos«, resonaba en las redacciones y producciones de noticieros y programas de todo tipo en todos los soportes televisivos, radiales y web.
As{i es como El Diario en Tucumán, echó a andar una pequeña piedra que se convirtió en una inmensa bola de nieve que todavía parece que recién empieza a rodar. Es que la verdad no tiene dueño, la verdad se comparte. La «primicia» es una estupidez de quienes solo saben de mediciones de IBOPE.
En Tucumán, un dirigente agropecuario, militante del PRO, niega su pasado reciente y se desdobla, contorsiona sus estrechos parámetros y valores morales, para «eructar» una obscena propuesta antirrepublicana.
En Tucumán, un Legislador Provincial, se da el lujo de ocupar una banca para ofrecer desde su pupitre, una compra de voluntades. Recompensa condicionada e inmunda para sus propios empleados, vulnerando libertades y condicionado el accionar de sus «reos«.
Es éste estereotipo hipócrita, es el que se ha diseminado como un virus en La Argentina de «la grieta«, de los riesgo país de más de dos mil puntos, de las tasas bancarias usurarias, de los pagos en negro, de las especulaciones, de la desocupación, de la prebenda obscena. De los que callan y hablan en voz baja sobre sus negocios no tan transparentes…
En el Tucumán de las rastras cañeras asesinas, «pasan cosas«. Mientras tanto, el «deleznable gobierno peroncho«, colaboró con cifras varias veces millonarias, para que la Sociedad Rural de la provincia, pueda contar en su predio, con un Centro de Convenciones que será orgullo en el norte del país. Eso si. Ni esa misma Sociedad Rural, ni la organización APRONOR, salieron a cuestionar o a tomar distancia de la propuesta de compra de voluntades por parte de representantes de ese sector.
Es que en Tucumán estamos disociados; tan disociados que un director de un humilde medio web, se atreve a obviar de la ortodoxia en la confección de una nota periodística, para recomendar -«a título personal«- que si usted posee o es usuario de la tarjeta de la empresa de la cual es propietario el Legislador Bródersen; respire hondo, vaya al botiquín del baño de su casa, a su escritorio o donde pueda encontrar una tijera adecuada y se de el gusto de cortarla por la mitad y tirarla al tacho de basura. Exáctamente en el mismo lugar de donde nunca debieron surgir estas iniciativas antidemocraticas. Reitero, en esto no comprometo al medio que dirijo, lo hago «a título personal«, para montarme al barrilete de la hipocresía que estos dos personajes decidieron validar.
Pablo Mirande
Director de
El Diario en Tucumán